“Si mi pareja me cela es porque me ama”, es
una frase que escuchamos en ficciones de televisión cotidianamente. Sin
embargo, esto es falso. Las llamadas constantes para controlar dónde está, el
pedirle las claves de sus redes sociales o decirle cómo vestirse pueden ser
señales inequívocas de celos.
Los celos se inician por desconfianza en lo
que hace la pareja a lo largo del día.
Los celos no son señales de amor, sino de
control.
Los celos también se pueden clasificar en:
REACTIVOS
Cuando una actitud o comportamiento de la pareja lastima la relación. No
crean paranoia ni ansiedad. Cuando mira de forma especial a alguien más. Son esporádicos,
se solucionan con conversación.
TERRITORIALES O ANSIOSOS
Cuando una persona se imagina que la pareja se irá con el primer
individuo que pase. Crean desconfianza y paranoia. Ansiedad de que en cualquier
parte hay peligro.
POSESIVOS
Los más tóxicos, pueden llevar a situaciones de violencia. Creen que su
pareja les pertenece. Limita su comportamiento a estar junto a su pareja.
Controla desde la forma de vestir, mirar y a dónde ir.
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